Víctimas Amantes

Ave!!

Ahora les traigo un escrito de Naty- una de nuestras webmasters- se llama Víctimas Amantes.
Enjoy!

La luna fue testigo de la herida marcada en ella por Cupido, la luna ha sido el faro de su alma cuando ésta se pierde en la pesada y a veces abrumadora oscuridad de la noche. Aquella doncella en su cama nívea contempla con satisfacción el inmenso cielo nocturno, mientras que en el día, ella misma fabrica su propia noche. Vive entre tinieblas, capaces de sosegar todo aquello que a su vez la aturde. Los demonios bajo su cama no descansan cuando él no está para acallarlos, y el pasado y sus llagas la torturan cual verdugo encomendado.
Los sueños son sólo sueños, los cuentos igual son cuentos, y ella sigue siendo la doncella. La dama negra, dama herida, casi sin vida, de la nación de la indecisión. Hay susurros de fantasmas en su cabeza, gritos ahogados, lágrimas nunca enjugadas que reviven entre pesadillas tan vívidas como sus experiencias mismas.
La lluvia representa su más pura naturaleza, detonando lo más profundo e intenso de su interior. El sol, en cambio, discrimina y difumina la figura que en la pálida doncella predomina, robándole la alegría y provocándole deliciosa envidia.
O eso era lo que solía suceder, hasta aquella preciosa noche, hasta ese 17 de junio en que él, su único amante entró para sacarle de aquella sacra eterna noche. Esa sería, sin duda, la empresa más imposible y ambiciosa que alguien podía tener en mente, pero él lo logró. La alzó en brazos y la llevó a la copa de un árbol, del árbol más hermoso que nadie nunca ha visto, desde donde se veía el mar y el desierto, incluso el cielo y el mismo infierno, y allí, poseída por la libertad y el amor, fue capaz de robarle la belleza y el brillo a su amiga, a su luna querida. Entre tanto, su amor, su Romeo susurraba los versos más tiernos junto a ella, dando lugar al cuento de hadas que invadía ahora su realidad.
- “¿Por ventura amó hasta ahora mi corazón? ¡Ojos, desmentidlo! ¡Porque hasta la noche presente jamás conocí la verdadera hermosura!”, ¿Quieres, princesa mía, ser la eterna compañera de mi vida?
- Decídelo pues, tú, dicha de mis ojos, hoy mi voluntad por ti ha sido usurpada.
- A partir de hoy eres mía, y yo tuyo. Confieso ante el cielo que eres mi único amor, y juro que mi mirada nunca se posará en otra flor, porque no existe otra más hermosa que tú, singular humana, singular doncella. ¿A qué eres capaz de renunciar por mí?
- Tú, amor mío, ¿necesitas escuchar de mis labios lo que en verdad daría? Cambiaría el resplandor de la luna sólo por verte reír, cambiaría mi alma por seguir viendo la felicidad en tus ojos, cambiaría…
- Lo cambiaría todo-replicó con voz serena-, todo por ti.
…y de ahí en adelante, fue su fortuna como la calma que antecede a la desgracia.
Después de cierto tiempo, la doncella se alejó de la gente de nuevo, y no por culpa de Miguel, su eterno príncipe, sino por causa de sus propias experiencias ‘modernas’. Arabella se sentía sola de nuevo cuando él se ausentaba, todos comenzaban a excluirla, y verla con resentimiento y lástima. Ella se cansó de ello, no sin razón, y decidió proponerle marcha eterna a su Romeo salido de cuento. Pero él no podría irse, tenía muchas cosas en aquel lugar por las que debía responder, así que le propuso quedarse un tiempo, que él trataría de prolongar hasta que su testaruda amante cambiara de idea. La doncella de este cuento no lo haría, debía irse cuanto antes, huir, como siempre lo hizo, de la desgracia de la humillación y de las molestas miradas de quienes le odiaban. Miguel terminó convenciéndose de que su amada necesitaba irse, y sin decir adiós a nadie, tomó sus más valiosas pertenencias –y hay que decir que eran pocas-, besó a su alma gemela y partieron juntos, con rumbo concreto pero sin dirección establecida. Y así como dos más dos suman cuatro, ellos sumaban uno solo, y del mundo se convirtieron en pasajeros. Amantes, enamorados, locos y despreocupados como estaban nada importaba, ellos iban por la vida, lo que les quedaba de vida, haciendo lo que se les antojara, siendo felices, haciéndose felices.
Hasta aquella noche, aquella trágica noche que marcaría para siempre con las huellas de aquellos amantes, como las piedras brillantes, el camino que tantas veces significó la dulce miel de aquel amor. Su última noche acaeció en una hermosa playa de arena blanca, una playa inmensa y majestuosa, que, según él, se veía opacada por el rostro de Arabella.
- Emprender este viaje contigo, bella mía, ha sido lo mejor que he podido hacer en mi vida. ¿Qué hombre más dichoso que yo en este momento? ¿Quién estará tan completo como yo cuando estoy contigo?
- Cuidado, amado mío, con lo que dices, pues no soy hombre, pero te aseguro que nunca nadie, ni siquiera tú mismo estarás tan feliz como yo ahora.
- Continuaremos con esto mañana, ahora quiero ser junto a ti uno solo.
- Que el amor haga de todo lo que pienso una realidad.Los amantes se abrazaron, y después de un largo y eterno beso, cayeron en brazos de Morfeo… en brazos del ángel negro. Hay quienes dicen que los mató el mismo amor, hay otros que creen que fue una coincidencia cruel y hermosa del destino… pero lo cierto es que era su destino amarse hasta en lo infinito.
Gracias a Naty por su escrito.
1 Response
  1. Anónimo Says:

    OMG!
    naty! (mi indefinida) te quedo muuyy muuuy bien! congratz!
    ________________
    att: me!


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